Sucedió en la llamada “Ciudad de la Amistad”, un día del mes de setiembre del 2006.
Cómo se llegó a esto?
Es una historia digna de Ripley.
Desde hacia fecha la ciudad tenía dos alcaldes, y no porque la ciudad lo necesitara, sino porque las leyes así lo permitieron. Cada uno de estos señores se creía ser el “legítimo alcalde de la ciudad” porque naturalmente se sentía apoyado por normas legislativas, discutible, pero normas al fin.
Llegó el momento en que ni los grandes jurisconsultos se pusieron de acuerdo y las cosas siguieron así, con dos de bandos de trabajadores irreconciliables. Escaramuzas, comunicados, marchas y contramarchas, en fin, nadie sabía en que iba a terminar esto.
Llegó el fatídico 17 de setiembre , día en que el poder judicial que amparaba a uno de ellos ordenó su ingreso y para hacerlo tuvieron que romper los candados en presencia de la autoridad competente.
Los seguidores del otro alcalde que se habían encerrado en el interior del local desde hacia varios días, al verse perdidos, queriendo asustarlos quemando uno papeles sin percatarse de que los pisos son de madera y se limpian con petróleo. Fácil fue propagarse el fuego por la paredes de “quincha” y la cantidad de archivos que allí habían.
Pero allí no quedó el asunto. Cada uno de ellos luego del lamentarse y soltar una “lágriamas de cocodrilo” y sin propósito de enmienda, persistieron en su porfía tomando otras instalaciones del Centro Cívico para continuar en sus 13 y seguir despachando.
Continuaron así hasta que el Banco de la Nación les cerro el caño del dinero y sin él, la primera consecuencia fue la FALTA DE GASOLINA para que los carros recogedores de basura cumplieran con su tarea de limpiar la ciudad. Pasaron los días, todo estaba paralizado, la ciudad sin gobierno, los empleados sin saber a quien obedecer, la ciudad mal oliente y los cerros de basura daban un aspecto de lo mas desagradable.
Y lo más triste es que ninguna otra autoridad, ni institución quiso mediar y presionar a las autoridades de la Capital para que se pongan de acuerdo y solucionen ese vacío legal que nos mantuvo en el LIMBO por la obstinación de dos personas intransigentes, faltos de sentido común, interesados y poco inteligentes.
Por fin el gobierno central en salvaguarda de la salud pública ha declarado la ciudad en ESTADO DE EMERGENCIA para sacar a estos dos tipos, que no merecen ser autoridades de una ciudad y que por el contrario su lugar es la cárcel por ser los instigadores de tamaña insensatez.
Chiclayo, 02 de Octubre del 2006.